lunes, 27 de agosto de 2012

Nouvelle Paris - Microcuento

future-city

El taxi voló de forma inclinada para sortear un edificio, saltando entre los casi horizontales rayos del sol vespertino. Se encontraron inmersos en un inesperado claro en el bosque de fortificaciones verticales que constituían el paisaje urbano de Nouvelle Paris.

Inclinó la cabeza para mirar por la ventana, distraído de sus quehaceres cotidianos por unos instantes… Y allí la vió, visible entre los restos de líneas que una vez formaron calles a nivel del suelo, entre los círculos de los cráteres que intencionadamente se habían dejado como recordatorio de barbarie humana.

La Torre Eiffel, o más bien, las ruinas retorcidas de lo que quedaba de ella, se erguía empequeñecida, tímida, como una anciana encojida por la edad y el tiempo en medio de gigantes más jóvenes. Presidiendo el centro del casco urbano de la Vieja París, maquillada con el holograma que la coronaba tan grande y esplendorosa, como lo fue en su momento. Sólo el orgullo patrio tan propio de los franceses había evitado que la derribaran y fuera sepultada en los cimientos de una ciudad que continuaba creciendo hacia los cielos.

El taxi volvió a girar para adentrarse de nuevo en el distrito comercial, esto lo sacó de la melancolía repentina y volvió a echar una cabezadita en los breves momentos que tenía antes de comenzar el día.

sábado, 25 de agosto de 2012

No volveré a ser joven - Jaime Gil de Biedma - Poema

No Volveré A Ser Joven
-
-
-
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
-
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro.
-
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
-
-
-
Jaime Gil de Biedma

viernes, 24 de agosto de 2012

El fin del mundo del fin - Cortázar - Cronopios y Famas

mar-de-libros

Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo
había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez
más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas
de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas.
Primero las bibliotecas desbordarán de las casas; entonces las
municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de
juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las
maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres
aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen
paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros
rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y
los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las
rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una
pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas
trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones y los
impresos llegan ya a orillas del mar. El presidente de la República habla por
teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente
precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo
en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos
precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios, etcétera. Esto permite
a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber
espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo y que
en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en
forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por
fin como un piso resistente, aunque viscoso, que sube diariamente algunos
metros y que terminará por llegar a la superficie. Entonces muchas aguas
invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y
océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituidos por lagos y
penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios
a sus ambiciones, etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a
expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mezclándose con los
impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes
de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan
lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y
las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen en distintos
puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero
escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran
alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas
y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos,
donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado
y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se
amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así
crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos
mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a
quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los
rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta
escriben con lápiz, etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y
baldosas, etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto
en otro para aprovechar las entrelineas, o se borra con hojas de afeitar las
letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan
lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por
completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive
precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar
están las islas y los casinos, o sea los transatlánticos, donde se han
refugiado los presidentes de las repúblicas y donde se celebran grandes
fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente y de
capitán a capitán.

Julio Cortázar

El fin del mundo del fin
Historias de Cronopios y Famas

viernes, 17 de agosto de 2012

I can see clearly now - Jimmy Cliff - Youtube

Una canción preciosa que llama a la esperanza, en contraposición a Many rivers to cross, que puse hace unos días.

sábado, 11 de agosto de 2012

Poema del Secreto - Jose Angel Buesa - Poema

Poema del secreto
.
.
.
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.
.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.
.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar....
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.
.
Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...
no te puedo olvidar!
.
.
.
José Ángel Buesa

viernes, 10 de agosto de 2012

Castillos de arena - Gioconda Belli - Poema

castillodearena

Castillos de arena
-
-
-
¿Por qué no me dijiste que estabas construyendo
ese castillo de arena?
Hubiera sido tan hermoso
poder entrar por su pequeña puerta,
recorrer sus salados corredores,
esperarte en los cuadros de conchas,
hablándote desde el balcón
con la boca llena de espuma blanca y transparente
como mis palabras,
esas palabras livianas que te digo,
que no tienen más que el peso
del aire entre mis dientes.
Es tan hermoso contemplar el mar.
Hubiera sido tan hermoso el mar
desde nuestro castillo de arena,
relamiendo el tiempo
con la ternura
honda y profunda del agua,
divagando sobre las historias que nos contaban
cuando, niños, éramos un solo poro
abierto a la naturaleza.
Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
en la marea alta.
Se ha llevado las torres,
los fosos,
la puertecita por donde hubiéramos pasado
en la marea baja,
cuando la realidad está lejos
y hay castillos de arena
sobre la playa...
-
-
-
Gioconda Belli